Ennio Morricone está en Chile para dar dos conciertos gratuitos, y desde hace unas semanas ha sido polémica la forma de entrega de las invitaciones a esos eventos (de hecho, el segundo concierto fue producto del fervor popular). La
primera entrega se realizó por internet y por el colapso de la página donde uno debía inscribirse, muchos seguidores de Morricone denunciaron fraude. Por eso, la
segunda entrega fue realizada por la vía regular, en la Estación Mapocho, pero también hubo desmanes porque no alcanzaron las entradas para las miles de personas que luchaban por una.
Eso pasó el domingo, y desde ese día me pregunto por qué tanta alharaca con Morricone. Está bien, es un gran compositor y músico, pero no es tan masivo como podría serlo Marco Antonio Solís. Pensé que quizás es sólo una moda o a lo mejor al ser un especáculo gratuito, eso llamaba más la atención del público. "Por fin nos estamos culturizando", pensé.
Pero, al revisar la prensa hoy, descubrí la verdadera madre del cordero: la pillería del
shileno. Dice
La Tercera de hoy en su página 44:
Ofrecen en internet entradas para concierto de Morricone a un promedio de $70 mil
Hay personas que fueron a buscar su entrada y ¡ahora las
están vendiendo! Me parece de pésimo gusto, una pésima imagen de Chile en el exterior. Pero, claro, acá se potencia ser "vivo" o "pillo" y obviamente al ver el revuelo que se produjo por la alta demanda de entradas para el primer concierto, el "pillo" se dio cuenta de que bastaba trasnochar fuera de la Estación Mapocho el sábado para hacerse de buenas lucas.
Y yo que creía que nos estábamos culturizando.
Fuentes: Ansalatina, AFP, La Tercera, Cooperativa.