“No más fútbol” (http://www.nomasfutbol.es) es un sitio creado por mujeres españolas que le hacen mucho honor a su nombre. En resumidas cuentas, hacen una especie de declaración de principios en la cual le gritan al mundo estar en contra de un Mundial. Ése que los medios se encargan de recordarnos que ya viene, para gusto de los cabezas de pelota y también de los no tanto. ¿Será tan difícil entender que millones de tipos sigan a otros 763 tipos (23 jugadores x 32 selecciones que participan) correr durante 30 días ensimismados (o como imbéciles, para algunas) tras una pelota que hasta tiene nombre (Team Geist)? No lo creo.
Es mejor pensar en el Mundial como un hecho inevitable (es lo que hay), incontrarrestable por cualquier campaña. Si no, vean la siguiente noticia que el martes pasado apareció en diversos medios:
Los habitantes de Palestina ondearon banderas, y no pocas, créanme, sobre los techos de sus casas para expresar el mundo su selección favorita. El mundo está preocupado de los callos de Ronaldo, el trasero lesionado de Ronaldinho, la juventud de Messi o la magia de Riquelme. Difícil sería creer que ellos mismos imaginaron que tendrían su séquito de palestinos hinchas dispuestos a rendirle honores.
Es que el fútbol está de fiesta. Por lo menos por estos lados, nada se compara a lo que se vive por un mes. Pensemos. Un final de teleserie puede romper los ratings, pero sólo trasciende a nivel nacional y no dura más que unos días. El festival de Viña puede ser, pero dura 5 días y la verdad es que también sólo nos interesa a nosotros (por mucho que nos traten de hacer creer su carácter de “internacionalshhhhhh”). No. Nada es igual. Ni los Juegos Olímpicos. Sólo con la imagen de Massú con la lengua afuera, y Solabarrieta lagrimiando, la gente cayó en cuenta lo que se vivía y se identificó. Dejó de ser el típico comentario “mira que lindo los juegos” y se llenó la Plaza Italia.
Pero un Mundial... no necesita de tales imágenes. La gallá se identifica por sí sola. Se compran televisores, aumenta la venta de camisetas, de zapatos de fútbol y el ausentismo laboral. Ni siquiera importa si está Chile. Y el que comienza el viernes es en Alemania. No en un país pro FIFA marketing: entiéndase Japón-Corea o Estados Unidos. Cuando la cosa es una nación con historia pelotera como que todo es distinto. Es como la diferencia entre una fiesta posera y otra de verdad.
Por eso, cuando digan que comienza la fiesta... piénsenlo dos veces. No es sólo una frase cliché. Acuérdense de los palestinos que ondean banderas sudamericanas o de nosotros (los periodistas), que no nos importa trabajar 20 horas al día porque es un sueño estar invitado. Alemania y Costa Rica a las 12 horas harán rodar Team Geist. No hay nada que hacer, entiéndannos. Es sólo un mes, cada cuatro años.
Es mejor pensar en el Mundial como un hecho inevitable (es lo que hay), incontrarrestable por cualquier campaña. Si no, vean la siguiente noticia que el martes pasado apareció en diversos medios:
Los habitantes de Palestina ondearon banderas, y no pocas, créanme, sobre los techos de sus casas para expresar el mundo su selección favorita. El mundo está preocupado de los callos de Ronaldo, el trasero lesionado de Ronaldinho, la juventud de Messi o la magia de Riquelme. Difícil sería creer que ellos mismos imaginaron que tendrían su séquito de palestinos hinchas dispuestos a rendirle honores.
Es que el fútbol está de fiesta. Por lo menos por estos lados, nada se compara a lo que se vive por un mes. Pensemos. Un final de teleserie puede romper los ratings, pero sólo trasciende a nivel nacional y no dura más que unos días. El festival de Viña puede ser, pero dura 5 días y la verdad es que también sólo nos interesa a nosotros (por mucho que nos traten de hacer creer su carácter de “internacionalshhhhhh”). No. Nada es igual. Ni los Juegos Olímpicos. Sólo con la imagen de Massú con la lengua afuera, y Solabarrieta lagrimiando, la gente cayó en cuenta lo que se vivía y se identificó. Dejó de ser el típico comentario “mira que lindo los juegos” y se llenó la Plaza Italia.
Pero un Mundial... no necesita de tales imágenes. La gallá se identifica por sí sola. Se compran televisores, aumenta la venta de camisetas, de zapatos de fútbol y el ausentismo laboral. Ni siquiera importa si está Chile. Y el que comienza el viernes es en Alemania. No en un país pro FIFA marketing: entiéndase Japón-Corea o Estados Unidos. Cuando la cosa es una nación con historia pelotera como que todo es distinto. Es como la diferencia entre una fiesta posera y otra de verdad.
Por eso, cuando digan que comienza la fiesta... piénsenlo dos veces. No es sólo una frase cliché. Acuérdense de los palestinos que ondean banderas sudamericanas o de nosotros (los periodistas), que no nos importa trabajar 20 horas al día porque es un sueño estar invitado. Alemania y Costa Rica a las 12 horas harán rodar Team Geist. No hay nada que hacer, entiéndannos. Es sólo un mes, cada cuatro años.
1 comentario:
Replica Nº 1.... Señorita Periodista... Usted debe enterarse desto.... ustedes y el mundo todo....
http://hijodelquijote.blogspot.com
(porque usted dice: todo el mundo tiene blog......pues...así sea.)
HdQ
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