El miércoles 18 de mayo de 2005, como a las 6 de la tarde, recibí un correo de Salvador, el periodista que nos provee de noticias de radio Bío-Bío para la sección VIII Región de la que estoy a cargo. Decía: "Esperar por noticia sobre la pérdida de soldados en el volcán Antuco". Fue esa la información que dije en reunión de pauta. "Hay que esperarla", me dijo el director.
Cerca de las 20 horas, llegó la noticia: Cinco conscriptos habían muerto por una tormenta de viento blanco mientras realizaban un ejercicio en el volcán Antuco y alrededor de 60 de ellos estaban desaparecidos. Todos los noticieros abrieron con la noticia. Había aroma a tragedia.
Al día siguiente fue titular en todos los diarios. Los canales de TV trasladaron enviados especiales a Los Ángeles. La noticia se transformó en algo nacional (dejó de ir en la sección VIII Región).
Finalmente, fueron 45 personas las que murieron: 44 conscriptos (jóvenes de 18 años que estaban haciendo su Servicio Militar Obligatorio) y un sargento. El 6 de julio apareció el último cuerpo. Cuarenta y cinco familias de luto, todas pidiendo explicaciones. Con las investigaciones se supo que los jóvenes no tenían la ropa adecuada para hacer esa caminata bajo la nieve, que se pasó por alto una advertencia de mal tiempo, que hubo negligencia. Cuarenta y cuatro madres supieron que sus hijos murieron de frío, de miedo, de hambre.
Otros cuarenta regresaron. Se encontraron con sus familias y se abrazaron. Pero con el tiempo
algunos empezaron a sentir pánico, otros no quisieron volver al regimiento o atentaron contra sus vidas. Muchos de ellos vieron morir a sus compañeros. Muchos de ellos vieron la muerte entre la tormenta.
Hoy se cumple un año de la tragedia de Antuco. Hay un ex mayor del Ejército, Patricio Cereceda, que fue procesado por cuasidelito de homicidio (fue quien dio la orden de marchar). Hay una demanda por miles de millones de pesos para reparar el daño a las familias. Pero eso no basta.
Nunca más puede darse una situación
así. Porque no puede ser que cien jóvenes sean obligados a caminar bajo la nieve con sólo un chaleco para abrigarse. No puede ser que un chico sea obligado a ser militar si no lo quiere. El Servicio Militar DEBE ser voluntario y no puedo entender cómo no lo es todavía, cuando hay 45 muertes que lo exigen.